sábado, 2 de mayo de 2009

A tí niño marinero

El sol se había marchado aquella tarde
y tu llegabas trayendo la luna entre tus manos.
Atentamente observabas el mundo
que tanto se alegraba de tu dulce llanto.

Se oía el murmullo del mar agitado
golpeando las rocas con sus olas bravas,
mientras el viento azotaba los barcos,
que despacio soltaban anclas.
Las aves y los peces despertaron,
pues el niño de agua, por fin había llegado.

Las estrellas que seguían calladas,
se encendieron de madrugada para iluminar tu cuna.
Al ver tu cara, distraída y sosegada,
de alegría lloraron,
y para nunca dejar de mimarte
contigo se quedaron

Elegiste para nacer la primavera,
como cual flor blanca y bella.
Yo no estaba, no te conocía,
pero ya te anhelaba.
Un favor le pedí al Guadiana
cuando el río pasó a mi lado,
muéstrame su rostro en tus aguas
para que yo ya pueda amarlo.

Pero valiente marinero,
con alma de niño y sonrisa de fuego,
fue el mar el que quiso que yo te conociese.
Una barca me trajo tu foto
y en ella ví brillar tus ojos.
Una gaviota me susurró tu nombre
que yo ya conocía.

Es en el mar donde siempre te he visto jugar.
Es en el mar donde siempre te veo feliz,
como feliz te veo hoy
vestido de blanco y luz,
luciendo uniforme de marinero.

2 comentarios:

  1. Dedicado a Luis, el niño marinero

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  2. ¡Lindo, relindo! En unos instantes he visualizado los diez maravillosos años de Luis. :) ¡Gracias por compartirlo!

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